Los 3 mitos sobre la felicidad en el trabajo
La manera de ver tu trabajo es lo que determina casi sin que te des cuenta de ello, cómo piensas, cómo te sientes y cómo actúas en él. Y claro, dependiendo de cómo piensas, sientes y actúas en tu trabajo te puede ser más fácil o más difícil ser feliz con él. Hay tres maneras de ver el trabajo que no nos ayudan a ser felices en él. Los llamamos los mitos sobre la felicidad en el trabajo:
El mito del trabajo ideal
Hay muchas personas que creen que para ser felices en el trabajo basta con encontrar un trabajo con un buen sueldo, en el que pueden hacer tareas interesantes para ellos y en el que hay un buen ambiente con compañeros y jefes. La clave para ser feliz en el trabajo es encontrar el “trabajo ideal”.
No hay ninguna duda de que todo esto es importante y ayuda para disfrutar y ser feliz en el trabajo. Sin embargo encontrar el “trabajo ideal” no lo es todo. Existen personas que sin tener su trabajo idea están muy contentas con su vida laboral y otras que, consiguiendo el trabajo de sus sueños, acaban siendo infelices en él.
Simplificando mucho podríamos decir que la felicidad en el trabajo es 50% el trabajo que tienes y 50% tu responsabilidad (tu manera de verlo y lo que haces con él). Tengan o no su “trabajo ideal”, todas las personas que en el mundo real consiguen ser felices en sus trabajos ven la felicidad en el trabajo como su responsabilidad, como algo que depende de ellas mismas tanto como del trabajo que tienen
Para estos hombres y mujeres la clave de la felicidad en el trabajo no está en el trabajo que tienen, sino que está en ellos mismos. Una buena analogía es la felicidad en la pareja: todos estamos de acuerdo en que para ser feliz en una relación de pareja necesitamos encontrar a alguien medianamente compatible con nosotros. Sin embargo, encontrar a una persona adecuada para nosotros (la “pareja ideal”) no basta. Poner de nuestra parte cada día es igual o más importante para que la relación funcione. Esto quiere decir dar a nuestra pareja muestras de cariño, escucharla, interesarse por ella… en definitiva, amarla. La felicidad en la pareja depende de nosotros tanto o más que de la persona que hemos encontrado.
En el mundo laboral pasa algo parecido: La ocupación que tenemos importa, desde luego. Sin embargo, importa igual o más lo que ponemos de nuestra parte cada día para ser felices en ese trabajo. En un mismo puesto tenemos a personas que han encontrado la manera de disfrutar al lado de otras que lo viven cada día con resignación. Aunque no tengamos nuestro “trabajo ideal”, siempre está en nuestra mano hacer determinadas cosas para disfrutarlo más o, usando la analogía de la pareja, para “amarlo” más.
Como alguien dijo una vez es igual de importante amar lo que haces que hacer lo que amas.
El mito del castigo divino
Seguramente conozcas la historia bíblica de Adán y Eva. Después de probar el fruto del árbol del bien y del mal son expulsados del paraíso y condenados a ganarse el pan con el sudor de su frente. En la historia de la expulsión de Adán y Eva del paraíso, el trabajo se presenta como un castigo, como una maldición. Esta visión es muy común. Trabajo es lo estás obligado a hacer para ganarte el pan de cada día. ¡Es un castigo que, si pudieses, evitarías!
Recuerdo una conversación que tuve hace años con una persona que trabajaba en un banco como analista financiero. Decía que le gustaba mucho lo que hacía en el banco. Yo le pregunté si lo seguiría haciendo si fuese rico y no tuviese que trabajar. El me respondió: “el trabajo por muy interesante que sea siempre será trabajo. Por supuesto que preferiría pasar mi tiempo esquiando en los Alpes o jugando al Golf si pudiese elegir !” Este es un ejemplo muy claro del mito del trabajo como castigo divino. A pesar de que lo disfrutaba, esta persona veía su trabajo como algo que, si pudiese, preferiría no hacer. Lo veía como una obligación, como algo a evitar.
En su libro “Flow” Mihaly Csiksentmihalyi describe un estudio en el que se pedía a un grupo de voluntarios que escribiesen lo que estaban haciendo y cómo se sentían cada una de las ocho veces al día que un aparato electrónico que llevaban encima emitía un pitido. Observando lo que escribían, se observó que en el trabajo las personas se encontraban con más frecuencia en situaciones de reto que les hacían concentrarse y utilizar sus habilidades, lo cual les generaba sentimientos positivos. Se sentían activos, con confianza, satisfechos y creativos. Cuando las personas estaban en su tiempo libre, las personas se encontraban a menudo en situaciones que no suponían ningún reto y que no les obligaban a concentrarse y a utilizar sus habilidades, lo cual generaba sentimientos diferentes. Se observaban con más frecuencia sentimientos de pasividad, de apatía, aburrimiento o insatisfacción. Sin embargo, cuando se les hacía la pregunta de si preferirían estar haciendo una cosa distinta a la que estaban haciendo cuando sonaba el pitido había un número mucho mayor de respuestas afirmativas cuando la persona estaba en el trabajo que cuando estaba haciendo alguna actividad de ocio. La explicación detrás de esta aparente contradicción es que la mayoría de la personas ven su trabajo como algo impuesto, como una obligación, como algo que, por definición, preferirían no hacer.
En cambio, la mayoría de las personas que son felices en sus trabajos ven la actividad que tienen que desarrollar en su puesto como algo positivo para ellas. Lo ven como una oportunidad. Algunos lo ven como una oportunidad de aprender y crecer. Otros lo ven como una oportunidad de hacer algo útil por otras personas y otros simplemente como una oportunidad de disfrutar. Estas personas también experimentan problemas y dificultades en sus trabajos. La diferencia es que ellas ven estos problemas y dificultades como oportunidades para aprender, crecer o ayudar a otras personas.
El mito del trabajo fácil
Muchas personas tienen la idea de que cuando sean felices en el trabajo no experimentarán emociones negativas, que todo les irá bien y que ya no encontrarán problemas y dificultades. Esta es una visión idealizada de la felicidad (en el trabajo o en la vida en general) que no es real.
Todas las personas, incluso las más felices en sus trabajos, pasan por momentos de frustración, ira, estrés o aburrimiento. De hecho, es necesario y sano para nuestra salud emocional el aceptar y expresar las emociones negativas en nuestro trabajo y nuestra vida cuando surgen.
Todas las personas encuentran problemas y dificultades serios en sus trabajos. Las personas que llamamos “felices en sus trabajos” también lo pasan mal y encuentran problemas. Lo que diferencia a estas personas es que, primero, las emociones positivas (p.ej. absorción, alegría, satisfacción) predominan a lo largo del tiempo sobre las negativas (p.ej. tristeza, ansiedad, ira) y que, segundo, ante los problemas y dificultades estas personas no dejan de ver su felicidad como su responsabilidad (a pesar de las circunstancias). Además, estas personas tienden a ver los problemas y dificultades que se les presentan como una oportunidad de aprender y crecer. De hecho, muchas de estas personas si no tienen